Con lo que voy
a escribir a continuación, creo que me
voy a tirar directamente de cabeza a la piscina. No me he vuelto loca,
simplemente es una reflexión que me parece interesante. Si tenéis un poco de
paciencia y aguantáis hasta el final, creo que os gustará.
Hace dos
semanas, estaba hablando con una de mis pacientes recién diagnosticada de un
tipo de cáncer hemático (de sangre) en su habitación. Ya habían pasado unos cinco
días desde que lo sabía y el jarro de agua fría todavía goteaba. Ella es joven
y este había sido su primer ingreso hospitalario. Se sentía bastante asustada
por el aluvión de información recibida y, lo único que su cabeza había podido
traducir fue: cáncer, quimioterapia, cambio de planta, para ya. Dentro de la
gravedad de esta situación, afortunadamente para ella, en su caso, había un
tratamiento que comenzaba en varios días y las probabilidades de éxito eran
altas.
Suspiraba con
aquella mezcla de emociones que aún no era capaz de digerir. Y me aventuré a
mirarla tranquilamente, me senté a los pies de su cama y le dije:
-Sé que a
partir de este momento, muchas cosas en ti van a cambiar. Hazme el favor y
llora cada vez que te entren ganas, pero también ríe, sueña y sigue con tu vida
pese a esta “etiqueta” que es momentánea. No estoy en tu pellejo, pero, estoy
aquí, contigo.
“Estamos hechos prácticamente de
agua, y es muy importante la forma en la que le hablas a tu agua interior.”
Lógicamente tras la última perla,
me miró como las vacas al tren. Lógicamente, al soltar aquello sabía que ella
estaba preparada para oírlo, por las conversaciones que habíamos mantenido
anteriormente. Se lo resumí así: Un médico japonés llamado Masaru Emoto descubrió que el agua tenía una vibración. Esa vibración, cambiaba según los pensamientos y las palabras que tuviesen las personas. Todo esto se
traducía a través de unos bellísimos cristales hexagonales. Si esto lo
extrapolamos hacia el cuerpo humano,
que es prácticamente agua, te puedes imaginar lo que es capaz de hacer en
nuestro interior. Estas palabras y pensamientos tienen memoria vibracional. No
me lo creas, compruébalo. Puedes ver el documental y también hay un libro llamado
“Mensajes del agua”.
Al día
siguiente, pasé a verla porque no la llevaba yo. La noche anterior, se había
visto el documental y le habían encantado las fotografías. No le di una cura,
pero sí en algo en qué pensar.
Aquello en lo
que más te centras, es lo que más atraes siempre y en cada situación, sin
excepción. Allí donde va tu atención, es dónde pones tu energía y todo se
expande.
Tengo
por seguro que sigue preocupada por su estado de salud. Tengo por seguro que
hoy día sigue padeciendo cáncer. Pero, también tengo por seguro, que no todo su
tiempo lo va a emplear en centrarse en su enfermedad.
Quizás, lo que
he narrado líneas arriba pase desapercibido para muchos, incluso parezca
ridículo o místico… Pero hace que te cuestiones…
“Si los pensamientos pueden hacerle eso al agua, imagina lo que
nuestros pensamientos pueden hacernos a nosotros”.
Para mí estas palabras
fueron un descubrimiento que me impactó de sobremanera.
PEQUEÑO RESUMEN DEL ESTUDIO DE MASARU
EMOTO.
Muchos de los síntomas causados
por distintas enfermedades podían curarse con esta agua, tratándose alrededor
de 10.000 personas.
Al principio a los médicos y los
científicos les costaba creer en la idea de que el agua por sí sola pudiese
curar, por ello, Masaru tomó la firme decisión de demostrarlo.
Se basó en la idea de que no
existían dos copos de nieve iguales y, si la nieve es agua y, tiene cristales,
entonces el agua debe tener esos mismos cristales cuando está helada. Así
comenzó este estudio, aunque no se obtuvo resultados inmediatos.
¿Qué es un cristal de agua?
Todo lo que existe
en este mundo, vibra. La vibración es energía y es esta misma vibración la que
viaja a través del agua. Por tanto, los cristales hexagonales que nos presenta,
se podría decir que es la fuerza vital de la madre
naturaleza.
También se
dice que la ausencia de cristales hexagonales en el agua puede ser un
indicio de que la fuerza vital de una
determinada forma por una u otra razón, ha sido puesta en peligro
energéticamente. Para llegar a estas conclusiones se han basado en el estudio
de 8 años. Unos 60 días después del inicio del estudio, consiguieron la primera
fotografía de la cual, Masaru, se sintió tan agradecido que la puso en la
portada de su libro “Mensajes del agua”.
Para extraer las muestras: Elegían el
lugar y recogían el agua en un frasco. Las muestras, se disponían en placas de
Petri aproximadamente 1 ml a -25ºC durante tres horas. Pasado ese tiempo, eran
colocadas bajo el microscopio, se
esperaba a ver qué forma aparecía.
Pero este
estudio dio para mucho, mucho más de lo que en un principio se había estimado.
Exposición del agua a la música:
Teniendo
en cuenta que la música se creó para volver a llevarnos a la vibración original
de bienestar, es lógico pensar que la música reajusta las vibraciones
distorsionales, se ve en la propia historia del ser humano (tras una guerra
siempre se ha visto que las personas crean canciones positivas para elevar el
ánimo). Por eso Masaru estaba seguro que la música, es un método de curación
antes que una expresión artística. Al exponer el
agua destilada en contacto con la música surge su lado expresivo, se transforma
según va cambiando la música. El resultado, juzgar vosotros mismos.
Entonces fue mas allá….
Exposición del agua a las palabras: Tanto positivas, como
negativas
Exposición del agua a los pensamientos: Tanto positivos, como negativos.
Aquí
se usó agua común del grifo. A través del pensamiento positivo dirigido con
buenas palabras y centrándose en ello se observó un pequeño cristal que empezó
a aumentar de tamaño lentamente. Al observarlo bajo el microscopio se vio un
único cristal perfectamente equilibrado.
A través de la cristalización el
agua nos está diciendo que puede actuar como nuestro espejo, que puede reflejar
el pensamiento humano. El agua tiene la capacidad de mostrarnos lo que no
podemos ver. Esa misma agua también fluye por nuestro cuerpo y nutre a todo
tipo de vida que hay en la tierra.
Toda esta
información que aquí aparece, si tenéis curiosidad la tenéis a vuestra
disposición en Internet y en el libro. Me acordé de esa reflexión y la quise
plasmar en estas líneas. No sólo ocurre con el agua, ocurre con las plantas y
con muchas otras cosas más.
Con esto,
espero que os haya hecho pensar, aunque solo sea un minuto, que quizás haya
algo más que lo que pueden apreciar nuestros ojos físicos. A mí así me gusta
creerlo.
Ya veis que en este blog no sólo se habla de escritura, también me encanta todos los temas
relacionados con pensamiento positivo y crecimiento personal.